El día 18 de Octubre el gobierno de Sebastián Piñera ha dejado de existir. Su débil gobierno y promesas chocaron con la realidad de Chile, con la desigualdad, con el completo abandono de la gente a merced del abuso de los empresarios, los medios de comunicación y del poder político mezquino, conformista e indolente.
Una muerte sin funeral, una muerte sin cadáver, una muerte que nadie ha querido asumir como tal, porque maquillaron tan bien al occiso que nadie se ha dado cuenta que está podrido por dentro. Sólo ahora las moscas que se colman en su cuerpo y los gusanos que aparecen dan cuenta que, en efecto, todo es una ilusión, y que ya nadie más puede aguantar esta mentira: El gobierno está muerto, su gobernante es un cadáver podrido y se necesita un nuevo liderazgo. Pero nadie se atreve a decirlo en público.
En este artículo explicamos las 3 fases de putrefacción del gobierno como proyecto de liderazgo y administración del Estado, y del presidente como figura política.
Fase 1: El disparo mortal (18 de Octubre- 15 de Noviembre)
El 18 de octubre Chile comenzó el viaje a una sanación de antiguas heridas que cada cierto tiempo se abrían y liberaban pus. La podredumbre interna de quien es abusado comienzan con un ejercicio radical de romper la costra, limpiar la herida y sanarla desde el interior hacia afuera. Nunca más Chile sería como fue antes y la ciudadanía se vió fuerte y con poder de decir la verdad, su verdad.
Caceroleos, democracia deliberativa, combates interminables en las calles y sobre todo, una tremenda validación social de todos y cada uno de estos actos fue una gran bofetada de realidad, dignidad y liberación contra quienes nos oprimían. Chile volvió a reconocerse en su dolor y solidarizó consigo mismo para lograr su propia salvación.
Un presidente Piñera atónito de la situación hizo lo que la derecha siempre ha hecho: reprimir. Sin aceptar que el despertar de Chile era algo tan grande que nisiquiera podría imaginarlo, se sirvió de militares y Carabineros para asesinar, torturar, detener e infligir miedo en la población para disuadirlos de liberarse y que volvieran a obedecer.
Muy tarde: las primeras semanas fueron un disparo mortal al presidente, que veía como día a día las personas de cada sector del país se levantaron sin temor a los militares, sin temor a su patrón, sin temor a su abusador, sin temor a quienes le infligían daño sistemáticamente y ahora llegó el momento de la venganza. Sumado a los constantes avisos y señales que se dieron por organismos de Derechos Humanos que observaron atentamente la situación, Piñera quedó sin ninguna posibilidad de manejar la situación; su liderazgo no está para momentos importantes y lo demostró desde el 18 de octubre del 2019 hasta el 15 de Noviembre del mismo año, día en que desapareció todo rastro de liderazgo de su parte, si es que la tuvo en algún momento.
Incapacitado de hacer algún tipo de solución, fueron sus subalternos, los presidentes de partidos políticos, quienes lograron lo más cercano a una solución para el problema de la movilización social galopante junto a los tontos progresistas que aparentan representarnos. Volcaron la situación y la movilización tomó otro cariz, aunque muy lejos amainar completamente, ya que el pacto puso de rodillas a los partidos, no a las personas.
Con impotencia, un solitario Sebastián Piñera, incapaz de articular soluciones, miraba en La Moneda cómo otros hacen el trabajo que él debió realizar semanas antes. Ese es el comienzo de un Presidente muerto, en el cual sus cercanos deben maquillar y hacer como si estuviese vivo, pero no tiene decisión de nada, no propone cambios, ni nuevas hojas de ruta. El muñeco que se hizo a partir del cadáver del presidente tenía que cumplir dos funciones: ser creíble y durar hasta el 11 de marzo del 2022.
Fase 2: Maquillando al cadáver: El gobierno con muletas (16 de Noviembre de 2019- 8 de Julio de 2020)
Una dura misión tenían las personas que querían mantener el cadáver con una apariencia relativamente creíble y que pudiese gobernar estando muerto. Ese peso caía en los hombros de los ministros y personajes políticos más relevantes: Andrés Chadwick, Mario Desbordes, Jacqueline Van Rysselberghe, Christian Larroulet, Fundación Libertad y Desarrollo y cuando el gobierno flaquea, constantemente el grupo de concertacionistas que perfeccionó este modelo aparecían para ayudarles en momentos de incertidumbre. Comenzaba el gobierno de “muletas” para levantar al presidente.
Pero las muletas no sólo eran personas o personajes políticos relevantes, también fueron leyes: Ley de Modernización de Inteligencia, ley antibarricadas, sistemas de vigilancia de la intendencia de la Región Metropolitana, aumento de contingente militar “capacitado” para enfrentamiento de disturbios urbanos nuevos guanacos y un largo etcéteca.
¿Cuál es la misión? que haya un aparataje represivo, ejecutivo y de negociación con otras esferas de la política (a partir de la gestión de los partidos políticos y de los ministros) que haga que el presidente sea irrelevante, lo vuelvan prescindible, y eso es principalmente porque está muerto y no gestiona con éxito nada que se proponga.
Pero este modelo presentó complicaciones: La pérdida de Chadwick y Rodrigo Ubilla hicieron decaer el modelo de muleta hasta que el apoyo de personas como Mariana Aylwin saliera a defenderlo y pudiese reacomodar las piezas, donde el peso de responsabilidad de Cristian Larroulet se hizo cada vez más relevante. En enero y febrero el sabotaje a la PSU de parte de los estudiantes fue encarado por la Ministra Cubillos; Las gigantezca marcha del 8 de Marzo fue resentida por la Ministra en ese entonces, Isabel Plá. Los primeros tres meses y medio del modelo de muletas barrió con varios personajes que mantenían bien maquillado al muerto presidente.
En el inicio de la pandemia las preocupaciones se vieron modificadas. Los medios de prensa hablaban de que había “vuelvo el orden público” pero expertos se apuraban en decir que simplemente la gente tenía miedo a morir por la pandemia, lo que dio un respiro al gobierno y nadie se dio cuenta que el cadáver del presidente se seguía pudriendo. En este sentido el ministro Mañalich fue grativante en llevarse en momentos difíciles para la moneda todo el peso político y toda la responsabilidad, desviando la atención del cadáver podrido del cual pocos sabían. Hace semanas escribíamos cómo el caos mismo del gobierno fue una cortina de humo para no preocuparse de los problemas reales, y entre ellos es el que el presidente no existe. Sin embargo con la salida de Mañalich cada vez quedan menos personas dispuestas a seguir maquillando y arreglando al presidente fallecido.
El modelo de “gobierno de muletas” maquillando cuerpos descompuestos se cae el 8 de julio del 202o, cuando otros encargados de seguir maquillándolo no están dispuestos, debidos a rencillas internas entre partidos políticos, en particular RN, Evópoli y la UDI, para ver quien tiene la mejor posición de la foto junto al difunto y por tanto tener más poder. Los partidos que tomaron el poder el 15 de Noviembre del 2019 se desploman y comienzan los cacicazgos para pelear sus pequeñas parcelas de poder en miras de afrontar el futuro político.
Con un gobierno que nuevamente muestra la indolencia frente al pueblo, dando grandes cifras de dinero para salvar grandes empresas y dejar en el completo abandono y humillación de la gente común y corriente, el retiro de fondos de las AFP hasta el 10% significó una ocasión para vengarse nuevamente contra toda la clase política. Con los grandes errores comunicacionales de Piñera, tomándose fotos en plaza dignidad celebrando el funeral de su tío Bernardino Piñera y saliendo a comprar vino, todos esos eventos son gusanos y moscas que se posan sobre el presidente, evidenciando a todos que es imposible evitar o evidente: El presidente está muerto y hay que enterrarlo.
Fase 3: El punto de no retorno (9 de Julio - ¿?)
**A nadie le importa el cadáver, sólo a unos pocos. todos quieren enterrarlo, quieren dar vuelta la hoja y preocuparse de gobernar, no de sostener lo insostenible, una mentira que no va a resistir hasta el final del gobierno. **
Con partidos políticos reventados a un nivel que ni nosotros pensábamos que iba a ocurrir (o no tan rápido), es momento de hacer el funeral del gobierno y, para ello, los partidos políticos deben reagruparse y encarar el término del período presidencial, el plebiscito y el Chile del S.XXI.
Pero la pregunta de fondo es: Si enterramos al presidente: ¿Quien liderará el País?
Proponemos 3 escenarios a lo que va a pasar en los próximas semanas y meses. Como se sabe en la técnica de proyección de futuros posibles, ninguno en sí mismo va a ser real, pero probablemente sea una mezcla de todo lo que señalaremos ahora.
1.Cambio de gabinete con personas de poder dentro del gobierno
Desde los primeros días luego de la doble derrota en el congreso por el retiro de fondos de AFP se dijo: esto es un fracaso de los ministros políticos y se necesita un cambio, pues no resisten otra derrota más. Ni los presidentes de partido ni el presidente son capaces de controlar a los diputados que, invadidos por el miedo a quedarse fuera de cargos políticos, comenzaron sospechosamente a representar a la gente, y con un problema de fondo.
Esto va a implicar que hayan cambios profundos. ¿Allamand y Desbordes a los cargos políticos importantes como comunicaciones y ministerio del interior? puede ser. También puede ser que el gobierno sencillamente renuncie a ser gobierno solo e integre de manera inédita y asumiendo derrota, a sectores de la concertación que no quieren ver una renuncia o expulsión del presidente, todos ellos círculos que rondan entre José Miguel Insulza, Mariana Alywin y Ricardo Lagos. De todas formas, en el mejor de los casos, sólo uniría bloques dominantes y no repararía confianzas con la ciudadanía. El problema persistiría.
- Renuncia del presidente por promulgación de ley de retiro de fondos AFP
Es casi seguro que el senado apruebe la ley de retiro del 10% de fondos AFP (no sabemos cómo le irán a las mezquinas indicaciones recientemente informadas), por lo que el gobierno estará obligado a 2.1) imputar la ley vía Tribunal Constitucional, lo que haría que el proyecto de ley se caiga pero con altísimos costos políticos a Piñera como presidente, lo que podría significar un verdadero Estallido Social 2.0 y no sólo amenazas. 2.2) En caso de que no lo envíen al TC o que ellos digan que no es inconstitucional, Piñera estaría obligado a firmarlo y hacerlo valer. Y un presidente muerto no puede hacerlo valer.
Es probable que recordemos la imagen del helicóptero del Presidente De la Rúa en Argentina antes de la promulgación o después de ella.
- Autogolpe de Estado
Sin duda la mejor forma de hacer un borrón en la historia de forma cruenta sería con un autogolpe de Estado, siendo la versión opuesta una elección adelantada. Luego de hacer un verdadero “golpe invisible” a Piñera después del 15 de noviembre, tomando poder directamente los empresarios, otros poĺiticos y fundaciones como Libertad y Desarrollo y el actual declive de ese modelo de gobierno, se hace necesario que el golpe invisible sea absolutamente visible. El Autogolpe de Estado tiene algunos beneficios para la clase dominante: se culpa a un enemigo exterior (dudamos que queden más historias que inventar sobre enemigos externos), afianzar el poder interior entre tu propia coalición y aprovechar de expulsar al antiguo presidente. Porque no, no sería el mismo presidente quien lo ejecute. Este escenario podría ser complementario tanto a escenario 2.1 o 2.2, a modo de “respuesta”.
Lógicamente este es el más terrible para nosotros, pues llevaría a algún demente de derecha conservador, protector de los grandes empresarios a llegar a usar militares para defender la constitución y el modelo económico chileno. Sabemos que existen y están siempre en el espacio público, pero no queremos que esto suceda.
En síntesis, el presidente está muerto, está en un callejón sin salida, y si de alguna forma el gobierno quiere sobrevivir, este será dejando de ser lo que es, tanto para nuestra alegría como para nuestro pesar. Lo cierto es que esta falta de liderazgo releva algo profundo: La derecha no sabe cómo afrontar los cambios políticos profundos, porque no saben qué es ser de derecha en este contexto político nacional y mundial.
El cambio del sistema y la estructura política es inminente y hay dos opciones: o lo propulsamos nosotros, o se nos impondrá.
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